Libertate nafarra considera la matanza del 3 de marzo de 1976 en Vitoria-Gasteiz como episodio propio de una democracia de baja intensidad. El asesinato de cinco trabajadores y las heridas sufridas por un centenar reflejan el autoritarismo dictatorial de la España de la Transición. El uso de la violencia de modo indiscriminado y arbitrario está en el ADN del Estado español desde tiempos inmemoriales. 40 años después de los luctuosos sucesos de la capital de la Navarra Occidental no se percibe un cambio de actitud en las formas del Gobierno de España. Aunque las formas se han suavizado, el fondo sigue siendo el mismo. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no disparan con fuego real, pero la tortura sigue siendo práctica habitual. De hecho, el Estado día sí y día también recibe los reproches de Amnistía Internacional y otros organismos de contrastada imparcialidad.
Desde el aparato de propaganda estatal, hábilmente manejado por sus partidos de derecha e izquierda, se venden las bondades del Estado de Derecho español como la panacea para los problemas de “las Españas”. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que no existe interés en depurar responsabilidades por los sucesos del 3 de marzo de 1976; y por las numerosas violaciones de derechos en centros de detención, calabozos, cárceles, manifestaciones y otros ámbitos. De hecho, Ln considera que la actitud de fondo que propició aquellas vulneraciones pervive aún en España.
Libertate nafarra insiste en la necesidad de atajar los desequilibrios sociolaborales desde un espacio propio navarro. La formación considera que resulta inviable cualquier intento por establecer una justicia social si ésta no parte de un ordenamiento jurídico nuevo. La Constitución Española, cocinada en los despachos del mismo Movimiento heredado por la Monarquía Española de manos del dictador Francisco Franco, nunca podrá ser garantía de derechos políticos y sociales. La misma dispersión que sufren los presos navarros, así como la injusta pena de 6 años de cárcel para Arnaldo Otegi son, también, eco de vulneraciones pasadas aún en nuestra memoria. Los cinco de Gasteiz, así como el centenar de heridos que los acompañan, corroboran que en 40 años de democracia de baja intensidad apenas se han registrado avances. Por eso mismo, Libertate nafarra proclama aún con más ahínco la necesidad de recuperar la estatalidad navarra como freno a los desmanes de la siempre malograda democracia española.