POR TOMÁS URZAINQUI MINA
Tras el larguísimo paréntesis del franquismo y del régimen actual, esta sociedad está cada vez más consciente de la urgencia de echar del poder a los que lo monopolizan y recuperar los secuestrados y vitales derechos y libertades. Se debe elegir nacer, cuando no hay otra manera de que se haga viable el cambio. A este respecto, ha surgido Libertad navarra-Libertate nafarra (Ln), del inevitable despertar de la sociedad navarra frente a la conquista continuada, que es la causa determinante de todas las consecuencias nocivas que padecemos.
Los motivos a los que responde el nacimiento de Ln son específicos de la situación de conquistada que soporta la sociedad navarra, por lo que no tienen nada que ver con los de los nuevos partidos políticos aparecidos a consecuencia de las crisis en que se halla inmersa la conquistadora España. Si bien es cierto que, en esta coyuntura política se superponen a las consecuencias permanentes de la conquista de esta sociedad navarra las que se le imponen añadidas por la subordinación de la misma.
La situación de dependencia de toda esta sociedad es de tan primordial gravedad que influye en la vida privada y pública de la ciudadanía y justifica que desde ella se haga la imprescindible auto-organización política, democrática y defensiva, frente a los conquistadores y sus fuerzas que se turnan y monopolizan el poder.
Sin embargo, la sociedad navarra es un sujeto político soberano, hoy conquistado y subordinado. Los efectos de la conquista continuada condicionan constantemente la búsqueda de soluciones a los problemas personales y colectivos de esta sociedad, desempleo, vivienda, sanidad, educación, euskara, cultura, patrimonio, medioambiente, asistencia a la dependencia, bienestar social, economía, industria, agricultura, comercio, en suma, al conjunto de las libertades y derechos, civiles y políticos.
Sin tener presente este condicionante de la conquista continuada es imposible salir del atolladero general en el que yace la sociedad navarra. Es evidente la incongruencia de los partidos políticos que actúan en Navarra, con respecto a la sociedad civil del mismo nombre que dicen representar y defender, pues ignoran, ocultan, cuando no niegan, algo tan básico en una ciudadanía diferenciada con sus derechos y libertades propias, sus Fueros soberanos o sistema jurídico propio, que conforman y vertebran el sujeto político navarro. De cuya existencia, más o menos reconocida, sin embargo, dimana la justificación de su actual status político, por minorizado y falsificado que éste haya llegado a ser debido a la imposición externa.
Casi todos los partidos políticos que existen actualmente en la Navarra reducida -a pesar de que la sociedad a la que piden su voto es un sujeto político soberano- no se dirigen a ella como a tal, ni la pretenden representar como a tal, ni quieren gobernarla como a tal. ¿Cómo van a poder defender las libertades de los navarros, tal como se recoge lapidariamente desde 1903 en el Monumento a los Fueros, si no creen en la soberanía de la sociedad Navarra?
Como allí se dice: «SE ERIGIÓ ESTE MONUMENTO PARA SIMBOLIZAR LA UNIÓN DE LOS NAVARROS EN LA DEFENSA DE SUS LIBERTADES, LIBERTADES AÚN MÁS DIGNAS DE AMOR QUE LA PROPIA VIDA». Ni los partidos del régimen, UPN, PPN y PSN, ni los partidos nacionalistas vascos hoy, ni los nuevos partidos españoles, dan una respuesta a la indefensión de la ciudadanía navarra, al no ser tratada como lo que es, unidad social diferente, sujeto político soberano.
El problema clave del nacionalismo vasco estriba en que confunde el efecto con la causa, así se resiste a obrar consecuentemente con la impuesta sustitución del euskara y su minoración, al no darle todo el valor a la causa principal, la conquista continua que padece la sociedad navarra entera. La inerme minoración y partición de la ciudadanía navarra subordinada a intereses ajenos a ella misma, sometida a un permanente genocidio político a manos de los intereses españoles y franceses.
Pero todavía lo peor está por venir -si no se sale al paso y se evita- UPN, PPN y PSN tienen planificada una Navarra de cartón piedra -sin sus Fueros, libertad, derechos, soberanía, independencia, legitimidad, legalidad, memoria y economía, propias- como un barrio de Madrid, por otro lado están los partidos que pretenden que Navarra sea lo que no es, una provincia más del Zazpiak bat, y no lo que en la realidad es, la unidad de la sociedad navarra entera, conquistada y fraccionada, Nafarroa osoa.
Estos desmanes, de inspiración ciertamente antinavarra, no tienen en cuenta para nada a la ciudadanía afectada. La constante negación de los derechos civiles y políticos a la ciudadanía navarra por unos y otros. Los unos al socaire de una supuesta sacrosanta unidad española y los otros en el altar de un proyecto político exnovo de base muy limitada, como mucho lingüística. Ambos ignoran la realidad preexistente de la sociedad navarra, sujeto político soberano, que hoy padece una conquista continuada y división a manos de España y Francia.
La participación directa de la ciudadanía en la política está en la base de la arquitectura estatal navarra. El poder político va de abajo arriba, no al revés. Los Fueros soberanos estriban en las instituciones locales, desde donde se envían a los mandatarios a los niveles parlamentarios, donde defenderán fielmente los intereses de sus mandantes. No existe un divorcio o ruptura entre el poder local, concejil o municipal, y el del Estado navarro. El batzarre es una institución jurídica fundamental del ordenamiento constitucional navarro. Sin embargo, las fuerzas políticas, que operan en la actualidad en este País, no contemplan en absoluto estas leyes propias y, por el contrario, practican una legislación francamente contraria al respeto de los derechos democráticos y forales a la participación directa y a la decisión de la ciudadanía en la política.
Por eso Ln nace como la manera posible de que las demás fuerzas políticas renazcan a su vez a la unidad cívica para la defensa y ejercicio del conjunto de las libertades y derechos democráticos de todas y todos, los verdaderos Fueros de la sociedad navarra entera, libre e independiente.
Publicado en Diario de Noticias