Tres procesos de liberación nacional un 15 de agosto

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POR AITZOL ALTUNA ENZUNZA

En el continente asiático la India aprovechó la debilidad del ejército británico tras la Segunda Guerra Mundial para conseguir su independencia. La descolonización mental del Pueblo hindú fue llevada a cabo por Mahatma Gandhi, empezando por él mismo, tras tres años en Londres estudiando derecho y donde leyó el cristianismo socialista de John Ruskin -reformista laboral que abogaba por la pobreza y la sencillez como modos de vida-, pero, sobre todo, tras su viaje a Sudáfrica, donde vio cómo eran menospreciados sus compatriotas. Fue en estos viajes cuando Gandhi tomó conciencia de quién era y la situación real de colonización en la que vivía su Pueblo. Antes de estos hechos creía que la India sólo podía sobrevivir dentro del imperio británico, llegando a tomar parte en 1899 en guerra colonial contra los Boers holandeses en Sudáfrica como camillero del ejército británico, por lo que además fue condecorado.

En el año 1942 en Bombay, Gandhi, durante la resolución «Abandonen India», señaló el camino a la libertad a sus compatriotas: la desalienación mental. Para ello debían de seguir con el movimiento de desobediencia civil y actuar como una nación independiente de facto, es decir, no debían de obedecer las órdenes de los británicos y crear sus propios órganos de gobierno. La proclamación de la independencia de la India del Imperio Británico se produjo el 15 de agosto de 1947 tras numerosas sublevaciones del Pueblo hindú, algunas pacíficas y otras muchas armadas contra la opresión en la que vivía. El primer ministro de la república Pandi Jawaharlal Nehru, dijo aquella memorable noche: “Al filo de la medianoche, cuando el mundo duerme, la India despertará a la vida ya en libertad. Llega un momento, el cual se produce rara vez en la historia, cuando salimos de lo viejo para llegar a lo nuevo, cuando termina una era y cuando el alma de una nación, reprimida durante mucho tiempo, encuentra expresión…..Terminamos hoy un período de la mala fortuna y la India se descubre a sí misma de nuevo”.

La Asamblea constituyente terminó de redactar la constitución el 26 de noviembre de 1949, y en enero del siguiente año fue proclamada la república. En el año 1952, la India disfrutó de sus primeras elecciones generales verdaderas, es decir, no impuestas y controladas por los poderes ingleses. En la práctica, esto supone que la India es, tanto en la actualidad como en toda la historia de la humanidad, el mayor país del mundo donde se realizan elecciones y que pretende ser una democracia, lo cual es un reto permanente para un Pueblo que, sin alcanzarlo del todo jamás, lo diferencia del ya rendido a un gobierno en un Estado totalitario.

Otro 15 de agosto también quedará para la historia de los Pueblos oprimidos por el imperialismo. El americano Simón Bolívar vivió entre los años 1801-1802 durante un período de trece meses en el País de sus antepasados donde residió en Bilbao (con 18-19 años), una placa puesta en 1983 en Casco Viejo así lo recuerda. Fue durante esta estancia donde conoció a los hermanos Elhuyar de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País Vasco, así como a Valentín Foronda del Seminario de Bergara y de la Real Compañía de Filipinas, cuna de la ilustración y del modernismo económico en la península ibérica. La relación fue fructífera y se mantuvo a lo largo de los años, pues los ilustrados vascos ayudarán después a Simón a crear sus equivalentes americanos llamados “Sociedad de Amantes del País” y “Escuela de Minería”; incluso Luciano Elhuyar, hijo de uno de los químicos vascos descubridores del volframio, luchó y murió siguiendo a Bolívar por la independencia de la actual Colombia.

Simón Bolívar aprovechó su estancia en el País Vasco para comerciar pero también para visitar el árbol de Gernika, símbolo de las libertades vascas, junto a su pariente Pedro Antonio Bolívar de Mungia; en sus cartas personales, el caraqueño relata la emoción que le produjo visitar Bolibar en Bizkaia, el pueblo de donde partieron a América sus antepasados. De esta estancia y de su periplo por Francia y la península itálica entre 1803-1805, aprendió cosas como las que escribió de Montesquieu, el insigne gascón de la ilustración, autor del “Espíritu de la Leyes” (1750) y de la teoría de la división de los tres poderes: «Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un Pueblo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad» (Simón Bolívar «Escritos políticos»).

Este periplo por Europa le llevó a alcanzar su descolonización mental, ya que Bolívar -que se quedó huérfano de niño-, venía de una familia adinerada de altos funcionarios de la realeza borbónica con títulos de Marqués de Bolívar y vizconde de Cocorote; incluso de adolescente hizo carrera militar en el ejército español. El comienzo de su lucha contra el imperialismo tuvo su semilla un 15 de agosto del año 1805, cuando Simón Bolívar, “el libertador de América”, en el Monte Sacro de Roma ante su maestro de escuela el también caraqueño Simón Rodríguez gritó: “¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.

Otro 15 de agosto nos es más cercano a los europeos en general y los nabarros en particular. El gran rey franco Carlomagno llegó a Zaragoza en mayo o junio del año 778, pero la fortaleza de la rica ciudad musulmana Zaragoza que estaba sublevada no se rindió. Carlomagno la sitió con sus 10.000 soldados. El franco Carlomagno se sentía el nuevo emperador de Roma e intentaba extender el Sacro Imperio Germánico, lo que la historia conocerá como el Primer Reich.

Los baskones no parecían ofrecer resistencia. Pero cuando Carlomagno y su magnífico ejército salían ya a campo abierto en una fila desordenada de más de 10 kilómetros de vuelta a su país tras saquear Pamplona-Iruña, miles de baskones atacaron desde lo alto de las montañas al grueso del ejército carolingio, el prefecto de Bretaña y sobrino de Carlomagno, el duque Roldán, los guiaba. La victoria baskona fue total y Roldán murió en el fragor de la batalla. Según la tradición franca, los 12 pares de Francia, las 12 familias más importantes del reino franco, murieron en la misma.

El poeta sajón Agilberto, un siglo después de los hechos, versificó en cinco libros los acontecimientos, basándose en fuentes muy conocidas en su época: “como [Carlomagno] hubiera llegado, a su regreso, a la zona más interior del Pirineo y, con sus tropas exhaustas, estuviera ya franqueando los estrechos desfiladeros que se abren entre sus collados, los baskones con un ejército ligero y su duque o jefe de Estado a la cabeza, se atrevieron a tenderle una emboscada al pie de la cumbre de esas montañas e intentaron combatir de nuevo. En fin, habiendo atacado a la retaguardia del ejército del rey, primero abaten a los soldados con proyectiles, lanzados desde la altura de sus colinas. La desventaja del estrecho lugar puso a los francos en condiciones de inferioridad, aunque aventajaban a los atacantes en armas y en valor”.

Esta Batalla es el día de la independencia de Nabarra, “Askatasun Eguna”. Esta victoria supuso un respiro al imperialismo franco para los baskones y para muchos Pueblos europeos que quedó en los anales de la historia de Europa y creó las bases del Estado nabarro, el cual nacerá oficialmente desde el sur del ducado de Baskonia en el año 824, tras otra victoria baskona contra el hijo y nieto de Carlomagno, Ludovico Pío y Pipinio, otra vez en el desfiladero de Orreaga, cuando el Pueblo baskón se organizó de nuevo a modo de Estado encabezados por su caudillo Eneko Aritza, aliado con sus hermanos uterinos de los Banu Casi, terratenientes baskones del sur convertidos al Islam.

Nabarra dejó oficialmente de ser un Estado reconocido por todo el mundo en el año 1841, más de 1.000 años después de que los baskones lo crearan para su propio gobierno. Sucumbió, una vez más, ante las armas del ejército español, pese a estar el Pueblo nabarro alzado por la libertad y contra el imperialismo, es decir, por los Fueros o leyes del Estado nabarro que nos dimos mientras fuimos libres y que tan tenazmente conservaron nuestros antepasados.

Publicado en lehoinabarra.blogspot.com

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