Parecía que los cuatro cuatro grandes partidos políticos se iban a poner de acuerdo en lo que habría supuesto -además del consiguiente lavado de cara siempre conveniente en el ámbito político- un gesto de buena voluntad y conducente a la regeneración de la clase política a ojos de los electores.
Sin embargo, el intento de hacer gesto de honestidad quedó en agua de borrajas y los ciudadanos hemos asistido, una vez más, a la vergüenza ajena que supone contemplar el abusivo derroche de dinero público en envío de propaganda electoral y papeletas a nuestros domicilios.
Varios de los partidos, además, lo han hecho por todo lo alto. En vez de enviar un sólo sobre con publicidad electoral y papeletas blanca y sepia a cada domicilio, lo han hecho a cada ciudadano. Así las cosas, a mi domicilio, integrado por tres personas, han llegado tres sobres con el remite del Partido Popular, del Partido Socialista y de EH Bildu. Sólo Podemos ha tenido la decencia de enviar un sólo sobre en el que aparecen los nombres de los tres integrantes. De Ciudadanos aún no sabemos nada.
Tampoco era necesario reírse a la cara del ciudadano una vez más. No nacimos ayer. Llevamos ya casi cuarenta años votando y comprendemos perfectamente la mecánica de las votaciones. Pero, como bien apuntaba ayer un usuario de Twitter, los de Pablo Iglesias deben vivir en otra galaxia.
Bastante desgracia nos había caído ya con la convocatoria de una cita electoral que jamás se tenía que haber producido. Sin embargo, así ha sido para nuestra desgracia -es decir, para desgracia de toda la ciudadanía-. Por lo menos, muchos habríamos agradecido un poco de decencia. Pero no: es mentira que se haya producido una regeneración política. Las grandes formaciones políticas (incluyendo a Podemos) se han limitado a colocar de modo hipócrita una capa de barniz que, en el fondo, deja en evidencia que las cosas van a seguir siendo como siempre fueron.
Con la cabeza bien alta, sin embargo, sigue el resto de partidos considerados, por cierto, no ya sólo meras comparsas en el gran banquete electoral, sino como formaciones políticas a la que no vale la pena votar. El voto útil es el voto a los de siempre -incluido Podemos , que empieza a resultarme viejo y conocido, en el peor de los sentidos-; pero nunca a los partidos políticos pequeños que portan un mensaje claro, directo y efectivo, pero arrebatado a la inmensa mayoría de electores. Partidos como Libertate nafarra, que sigue sin enviar propaganda ni papeletas electorales a los domicilios de los electores. El voto a formaciones como Ln sigue siendo silenciado, ninguneado y reducido a la categoría de voto inútil cuando, en realidad, no puede haber voto más inútil que aquel que pretende apuntalar un estado español caduco, inoperante y, lo que es peor, absolutamente ajeno a los intereses del Estado navarro que deseamos recuperar.
Raúl Díaz de Arkaia (Candidato por Araba al Congreso de los Diputados)