POR PEDRO ESARTE MUNIAIN
Tras una nueva respuesta de Monteano voy a tratar de desenredar el tema lo más claramente posible, concretando hechos que tienden a difuminarse en la ambigüedad empleada en sus respuestas.
1.ª Monteano dice que mi escrito le resulta confuso, y le sirve para no contestar directamente a mis planteamientos. Además, falta a la verdad cuando afirma que “La respuesta del señor Esarte […] admite su error al cuantificar los efectivos del ejército que conquistó el castillo de Amaiur”. Pero no es así; mantuve y mantengo que los aproximados 10.000 españoles que cito, capitanía por capitanía, como ya expuse y ratifico, los aporté y justifico por medio de declaraciones de soldados que, tras ser parte de las tropas que estuvieron en Amaiur, se establecieron en Navarra y relataron en declaraciones prestadas voluntariamente, sobre las capitanías asistentes, en cuáles sirvieron y los lugares donde combatieron. Y todos los datos de las capitanías que estuvieron en Amaiur vienen con su referencia expresa de dónde están tomados. Su extensión no permite traerlo a un artículo de prensa, pero Monteano conoce sobradamente los datos y la precisión de las referencias que doy dato por dato y separados (lo que no hacen todos los titulados) tomados del entonces AGN.
2.º Monteano me acusa de “no dar crédito al notario legitimista”, cuando lo que no doy crédito es a la trascripción del P. Recondo, al que conocí personalmente y mentía más que hablaba y textualmente dije: “Copia, que se la tomé al P. Recondo, y a cuya trascripción sobre beamonteses y agramonteses no le doy crédito, tal como pongo en la tercera edición del libro de la conquista”. Plena conformidad con el documento que cita Monteano, pero no es el que yo me refería.
3.º La nominación de “infantes” a los navarros que utiliza Monteano nunca fue usado por los castellanos en Navarra. Se encuentra en unos documentos de Simancas como gastos de pago a “infantes”. ¿Cómo puede ser esta contradicción? Pues se trata de unas listas de cuentas presentadas, donde se les nomina así con sendas paradojas: no son cartas de pago, carecen de remitente y la nominación de infantes no se justifica. Entonces me acordé de las cuentas del Gran Capitán y deduje que la tal cuenta era de alcance meritorio del virrey de turno para ser agraciado por gastos realizados.
4.º Ya me dirá cómo explica su afirmación de que se tomó alarde el día 21 de julio (dos días después de la rendición del castillo de Amaiur) cuando los alardes se realizaban previamente a la confrontación armada. Y tan extraña es también la afirmación de que la tropa cobró de los “pagadores castellanos”, cuando no había un solo maravedí para costear los pagos. En mi libro sobre la conquista (del 2001 y 2014) empleo un capítulo para los pueblos que no cobraron sus aportaciones de hombres a la toma de Amaiur (las ciudades, villas y particulares que prestaron dinero no cobró ninguna, pp. 492-496) incluso tras obtener sentencias a favor de su pago. Y en mi último libro (Rena II), explico cómo se emitían libranzas que luego no se pagaban, y que algunos dan por liquidadas.
5.ª En cuanto al señor de Sarria, Monteano cita cómo cobró los servicios en la toma de Amaiur un año más tarde y aduce que documentos similares hay “para el resto de tropas navarras”. Pero no ocurre lo mismo con las que tuvieron que recurrir, como, por ejemplo, fue el caso de los pueblos de Anoz, Saldise, Ollo, Arteta, Senosiáin, Eguíllor, Beasoáin, Asiáin y cendeas de Olza y valle de Ollo. Pueblos que todavía pleiteaban en 1527 para conseguir que se les pagase. Y ya he adelantado que ni siquiera las sentencias favorables significaban la seguridad de que llegasen a cobrar.
6.º Pero un buen ejemplo para situar lo ocurrido en Amaiur al tiempo de su ocupación es lo ocurrido con los Arizala (padre y dos hijos que se hallaban dentro del fuerte), y quisieron rendirse a los de Puente la Reina (gente del señor de Sarriá) y no les valió a pesar de que Lezáun, primer responsable por el señor de Sarriá quiso que fueran sus presos para ser rescatados por ellos. Pero fueron despojados de todo por soldados regulares, y además ser presos de estos para el pago de un rescate de 200 ducados. Eso les condujo al decomisó del ganado que poseían en su casa de Azcona, y sufrir tres juicios. Sintomático de lo que representa un país ocupado y tropas que lo someten.
7.º Así, el debate esencial trata de si Navarra fue sometida por otro país extranjero o lo hizo voluntariamente. Para mí los datos no ofrecen duda sobre lo ocurrido.
Una cosa es que una parte de la nobleza rebelde actúe integrada en el ejército castellano, utilizando entrambos de forma espuria la llamada del apellido -usurpando la jurisdicción a favor de quien carece del derecho a la potestad-, y otra, sustancialmente diferente poner el acento en buscar datos sin cuestionar el peso de la abundante documentación y pruebas de que solo hubo un ejército en unidad militar y mando único.
El Estado navarro pues, fue víctima de una invasión extranjera, cuando en su territorio no había oposición armada. Se impone así el poder como jurisdicción de justicia conquistada. Hechos justificados en mis obras por activa y por pasiva.
Tratar de tergiversar esta realidad, sosteniendo que la conquista castellana fue cuestión de enfrentamiento entre dos parcialidades (o asentando una rebeldía armada inexistente) es tratar de ocultar la conquista de Navarra mediante invasión extranjera, dándole el peso de “guerra civil”. Un presentismo similar al de quienes habiendo negado hasta ayer mismo la conquista de Navarra, pretenden ahora normalizarla como un asunto “antiguo” entre navarros. Como si aquellos hechos no hubieran tenido relación alguna en nuestra situación actual, que se rige desde la misma monarquía que se apropió de lo que no le pertenecía. Y desgraciadamente, este es el debate para aclarar hoy día, de cara al presente y al futuro.
Publicado en Diario de Noticias
Imagen: Jordi Bru