La sociedad navarra una vez más se halla ante potentes presiones para seguir haciéndola víctima de interesadas convulsiones, causadas desde dos grandes conspiraciones, que concurren ya hace mucho tiempo simultáneamente sobre ella, aunque ambas simulan en apariencia estar enfrentadas, camuflan sus propios identitarismos reaccionarios agitando engañosamente la que en apariencia consideran la bandera de la sometida sociedad navarra, pero que lo que en realidad solo buscan es ocultar la subordinación y negar los derechos ya limitados y las libertades muy conculcadas de las navarras y navarros. Ojo, pues lo que amenaza ahora a Navarra, no son meras cuestiones de símbolos, lo que tratan es de camuflar como si fuera un inocente aviso a la sociedad inconsciente, pero lo que buscan en realidad es la fractura y desunión de la sociedad navarra para poder continuar con su sometimiento y así sustraerle los derechos y coartarle las libertades. Les mueve su nerviosismo por el miedo a ser descubiertos y a tener que dejar de dominar.
Que ahora la ciudadanía navarra sea mero objeto pasivo para quienes la empujan a seguirles, solo porque aparentan coger la bandera simbólica de la sociedad navarra, nos debe hacer reflexionar para saber qué hay detrás de ello. La legítima bandera de Navarra ante todo es la de su libertad y unidad, enfrente tiene a los que no quieren respetar la libertad de las navarras y navarros. La bandera de Navarra además tiene su verdadero significado muy bien descrito en la placa de bronce del Monumento a los Fueros del Paseo de Sarasate, donde se expresa que simboliza «la unión de los navarros [y navarras]en la defensa de sus libertades, libertades aún más dignas de amor que la propia vida». Los enemigos de la libertad y los derechos de la sociedad navarra agitan detrás de sus banderas unos discursos verdaderamente identitarios, nostálgicos y reaccionarios.
En ambos extremos están por un lado los conquistadores españoles, por otro los del seudo nacionalismo. Este último ya sabemos como se comporta en los momentos trascendentales, como lo hizo en el paradigmático de Santoña entregándose al fascismo. Coinciden en la práctica, por diferentes motivos, en una misma negación, la de ocultar la realidad de la conquista continuada de la sociedad navarra y de su Estado navarro, así como en que para ambas partes, faltando a la verdad, aseguran que Navarra no es más que una provincia, ya sea de España para el primero, ya del zazpiak bat para el segundo. Este ilógico jumelage se ha construido negando por los dos la causa de la subordinación, que es la conquista continuada, e inventando un imaginario oficial solo para, en el mejor de los casos, defenderse de alguno de los efectos de la conquista continuada, pero que en la práctica busca dar cuerpo al neoaranismo y a su estatutismo autonomista, de forma paralela al elaborado desde el Estado español, y dando absolutamente la espalda a la realidad jurídico-política de la sociedad navarra, conquistada de continuo al igual que su Estado, en cuyo seno está la comunidad lingüística propia de Euskal Herria.
La polarización interna, por un lado, se da en los que creen que es compatible pertenecer a la sociedad propia conquistada de continuo y a la vez a la conquistadora, y por otro están los que, teniendo conciencia de no pertenecer a la sociedad conquistadora, se crean a su antojo y ex novo una identidad, pero con el error de querer hacerla fuera de la suya a la que pertenecen, como lo es la amplia y plural realidad estatal propia, la de la ya existente sociedad navarra, que sigue conquistada. La constante es la subordinación producida por la conquista continuada, que se ve reforzada por la polarización interna que impide a los conquistados unirse y hacer frente al conquistador. La cuestión es, cómo acabar con esa vesánica polarización, que solo favorece al Estado conquistador. Así, por ejemplo, el convenio y el concierto son eufemismos que camuflan la realidad, la del saqueo que conlleva la conquista continuada. En resumen, es prácticamente imposible entender las posiciones de las distintas fuerzas aquí actuantes, incluidas sus posturas con las banderas, sin tener en cuenta la conquista continuada, así como la consiguiente subordinación y negación de la sociedad navarra por España y Francia.
La convocatoria de una manifestación, so pretexto de ataques a la bandera navarra, oculta el objetivo real que es fracturar a la ciudadanía navarra para seguir sometiéndola, además de distraer a la población de los reiterados casos de corrupción acaecidos que no son más que la punta del iceberg de la conquista continuada, como el expolio de Caja Navarra. Quieren también movilizar a la ciudadanía manipulada y mal informada. La bandera que realmente está siendo negada es la de la unidad, libertad, soberanía, independencia, igualdad y la de todos los derechos de la ciudadanas y ciudadanos navarros. Entre los cuales se hallan los muy recortados derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, lingüísticos, laborales, medioambientales, educativos o sanitarios.
Tomás Urzainqui Mina.