Crónica de la semana: Martin Ttipia

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POR HERMANO TEMPLARIO*

`Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! `Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Así leemos en el versículo decimosexto del capítulo tercero del Apocalipsis.

El mítico versículo bíblico le vendría que ni pintado al Grupo Político Populares Vascos del Ayuntamiento de Gasteiz. Porque fue ése fue el sentido de su voto al término de la intervención de Joseba Mikel Agirre, quien el pasado 28 de noviembre defendía la importancia del Tenente Martin Ttipia en la defensa de Nova Victoria ante el asedio castellano de 1200. El voto de la abstención, del ni fu ni fa, fifty fifty, en suma, de la tibieza. Pero que nadie se lleve a engaño: la tibieza del españolismo más rancio y prepotente que defiende las glorias patrias de Castilla, como hiciera en el Salón de Plenos el concejal de Cultura del Consistorio gasteiztarra, no tiene su origen en la falta de criterio, en la indefinición permanente o en la ignorancia.

No, queridos amigos: se trata de la abstención de quien desea estar en misa y repicando, sabedor de que la ciudadanía gasteiztarra y la mayor parte de los partidos que la representan en el Consistorio ven con buenos ojos que se rescate para la posteridad la memoria histórica de nuestro país. A fin de cuentas, son conscientes de que rechazar la moción implicaría aparecer ante la opinión pública vitoriana como una formación que desprecia o, por lo menos, minusvalora lo propio, Nabarra, frente a lo ajeno, Castilla; y conscientes de que aprobar la moción supondría consagrar el recuerdo de lo que hemos sido, siempre incómodo para quien se enorgullece de una conquista, un expolio y una colonización de un país soberano como lo fue Navarra.

Aburrimiento, falta de atención y cuchicheos entre los concejales del Partido Popular. Alguno se permitió incluso teclear en su tableta, escondida entre sus piernas, absorto y ajeno a la intervención de Joseba Mikel Agirre, quien defendió con tanta pasión como rigor histórico la figura del tenente Martin Ttipia. Sin duda, pocas cosas habrá que causen tantas molestias e incomodidades a los adalides del españolismo como lo son las intervenciones del llamado turno popular en el Ayuntamiento de Gasteiz.

Finalmente, fue el resto de partidos el que, con su espaldarazo a la moción presentada por la Asociación Cultural que lleva el mismo nombre la que otorgó los votos necesarios para que la iniciativa fuera respaldada ampliamente. Una vez más, el Partido Popular se quedó compuesto y sin novia. De hecho, la resolución de este procedimiento queda ahora en manos del primer edil, Javier Maroto. Dicen de él que es un verso suelto en el seno de su formación. Ojalá que en esta ocasión también lo sea y el organizador de la defensa de la villa de Nova Victoria comparta protagonismo con el escritor británico Ken Follett, cuya gloria literaria aplauden los turistas a su paso por la almendra medieval. No seré yo quien ataque la figura de Follett, pero qué menos que recordar a los nuestros ante todo o, por lo menos, al tiempo que recordamos a los foráneos.

*Programa de Hordago Nabarra, Hala Bedi Irratia

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