POR JUAN MARTIN ELEXPURU
Resulta paradójico, casi gracioso: el profesor de la UPNA Patxi Aranguren, en su artículo Inquietos vascones (30-11), pretendiendo hacer una apología de los vascones, abraza la teoría en mi opinión más antivasca y acientífica que se conoce: “La vasconización tardía”. Hagamos un poco de historia y veamos cómo surgió. Desde antaño se había creído que iberos y vascos eran el mismo pueblo y que los vascos éramos el último reducto de los primeros pobladores de la península. Humboldt, el lingüista más prestigioso de Europa, vendría a corroborar la teoría en los albores del siglo XIX. Es decir, éramos los más españoles entre los españoles. Pero hacia 1925 Gómez Moreno logra descifrar la escritura ibérica y los científicos se dan cuenta de que no se entiende prácticamente nada por medio del euskera. Y casualidad; es por esa época cuando el mismo Gómez Moreno, el arqueólogo alemán Schulten y el historiador español Sánchez Albornoz lanzan la teoría de la vasconización tardía. El oeste de Euskal Herria (várdulos, caristios y autrigones) no sería de lengua vasca sino celta y fue vasconizada en la Alta Edad Media, aprovechando el derrumbe del imperio romano.
¿Algún documento histórico que lo avale? No. ¿Vestigios arqueológicos? Tampoco. ¿Memoria colectiva, mitología, etcétera? Cero. El argumento estrella consiste en que en la epigrafía romana no aparecen nombres vascos en esa zona. Cosa que, como veremos, no es cierta. Y que aparecen topónimos celtas como Deva y supuestos sufijos célticos en -ica en nombres de lugar como Gernica, Sondica… La jugada era perfecta y el mensaje claro: ahora que los vascos ya no son los más españoles, tampoco van a tener legitimad sobre el oeste del país, pues son invasores del mismo, y, quién sabe, acaso genocidas. Porque ya me dirán ustedes cómo se vasconiza un territorio tan amplio en un siglo o dos sin limpieza étnica; lengua, mitología, genética, toponomástica… Puesto que cuando vuelve a aparecer documentación de los siglos ocho y nueve en zonas de Rioja Alta y Norte de Burgos ésta está plagada de nombres vascos. En fin, nadie pone en duda la capacidad reproductora y persuasora de los inquietos vascones navarros; pero tanta…
Vayamos con la teoría: várdulos, caristios y autrigones eran de lengua celta y fueron euskaldunizados en el siglo seis y siete. Pregunta: ¿lenguas celtas en la península ibérica en esa época? ¿Acaso no existe acuerdo general en que todas las lenguas celtas peninsulares habían muerto para el siglo tercero o cuarto? A esto se le llama un auto K.O. en el primer asalto, y quizás no merecería la pena seguir argumentando. Pero sigamos. Si hubieran sido navarros los vasconizadores, es lógico pensar que hubieran puesto nombres de lugar navarros a las áreas colonizadas, siguiendo costumbre bastante generalizada en situaciones similares. Sin embargo, nada de eso se percibe. Basta con mirar en un mapa para ver cuántos Lesaka, Etxarri, Baztan o Zangotza aparecen en el oeste vasco. Dicen que no existen nombres vascos en la epigrafía del oeste. No es así. Tenemos al menos las siguientes divinidades: Ivilia en Bizkaia, Helasse, Uvarna, Luntbelsar y Lutbelscottio en Araba, además de varios nombres de persona, a las que habría que sumar los aparecidos en Soria, Rioja y norte de Burgos. Más de veinte nombres en total. Y no voy a entrar a analizar las temeridades de Aranguren sobre los hallazgos de Iruña-Veleia, porque me parece que son fruto del desconocimiento y merecen capítulo aparte. Sobre la presencia de topónimos celtas en el oeste, aparecen en una proporción mínima. No es fácil determinar cuáles lo son y cuáles no, pero creo no equivocarme al afirmar que no llegarán a uno de cada mil en el conjunto; son casi inexistentes en Gipuzkoa y más numerosos, aunque minoritarios, más al oeste.
Para terminar, percibo que la mayoría de los defensores de la teoría no tienen ni idea sobre dialectología vasca, y que encima utilizan esta disciplina y la autoridad de Mitxelena para avalarla, cuando dicho académico se pronunció repetidamente en contra de la teoría. Además, es conocida por todos la fosa dialectal que existe entre el vizcaíno y el guipuzcoano: diferentes nombres de los días de semana, diferente verbo auxiliar, diferencias fonéticas, morfológicas y lexicales importantes, etcétera. La mayoría de las isoglosas van de norte a sur, y no de este oeste, como cabría esperar si se hubiese producido una vasconización unificadora. Recientemente se ha estrenado con todo boato un documental producido por EITB en el que se defiende sin ningún tipo de reparo la teoría de la vasconización tardía. Firmada por los profesores Santana y Abaitua, da a entender sutilmente que autoridades como Mitxelena, Gorrochategui, Azkarate o Larrea apoyan de una manera u otra la teoría, cuando la realidad es que, según sus escritos, no es así en ninguno de los casos. Pido que se me corrija si estoy equivocado.
Conclusión: que no tenemos remedio, porque gozamos metiéndonos goles por la escuadra en propia meta.
*El autor es doctor en Filología Vasca
Publicado en Diario de Noticias