La familia Jaso y Azpilikueta: La defensa de Nabarra y del euskera

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POR AITZOL ALTUNA ENZUNZA

Frantzes de Jaso y Azpilikueta nació en el Estado de Nabarra en 1506, será conocido en todo el mundo como San Francisco de Xabier (abreviatura de Etxeberria), nombre del castillo familiar donde nació y que fue derruido poco después por el Cardenal Cisneros (1516) «dando por razón que allí se hacían fuertes los que seguían a causa de los destronados reyes de Nabarra», en 1513-14 Fernando II de Aragón “el Católico”, apodado “el Falsario” en Nabarra, ya había destruido el castillo de Azpilikueta en el Baztan.

Los Jasso (Jaso) o Jatsu (Yatsu) y los Azpilikueta eran dos de las familias agramontesas que con más ahínco y sacrificio personal defendieron la libertad Nabarra frente a la invasión de las tropas españolas. El padre del futuro Santo, Juan de Jaso de origen bajo nabarro, era Doctor en Leyes por Bolonia y presidente del Real Consejo de Nabarra entre otros importantes cargos, por tanto una persona muy cercana a los monarcas nabarros con los que se exilió tras la ocupación del reino baskón que comenzó en julio de 1512. Juan de Jaso murió en 1515 en el Bearne, aunque logró de Fernando II el Falsario el pago de sus nóminas como Consejero Real (tras entrevistarse con él en Medina del Campo en enero de 1513), nunca le sirvió, tal y como lo demuestra el historiador Pedro Esarte en “Juan de Jasso no sirvió al rey Católico”. Para entonces Fernando II le había expropiado los pastos familiares de Sangüesa y nombrado para el cargo de presidente del Real Consejo de Nabarra a Rodrigo del Mercado (obispo de Mallorca) en septiembre de 1512, al igual que nombró a otros muchos extranjeros para todos los cargos importantes del reino baskón.

La madre de Frantzes era la dueña del castillo de Xabier por vía materna y pertenecía a la noble familia de los Azpilikueta del Baztan por vía paterna, prima del gran sabio euskaldun del siglo XVI, Martín de Azpilikueta, el “doctor navarrus” (1492-1586), el cual dejó escrito: “Los nabarros (…), cuyo idioma (que ahora llaman vasconicum) es el más antiguo de toda Hispania y del cual se sirven hasta hoy, nunca admitieron a los romanos, mientras sí lo hacían en todo el resto de Hispania, así como en la Galia”.

Los hermanos mayores de Frantzes de Xabier, Miguel (1495-1542) y Juan (1497-1556), tomaron muy jóvenes las armas por Nabarra, pues Juan estuvo con el mariscal Pedro de Nabarra cuando fue derrotado por el ejército español al mando del general Villalba en Isaba (Ronkal) al intentar reclutar tropas para alzar en armas el reino (1516); mientras, Miguel conspiraba para liberar el reino desde el castillo de Xabier tras la muerte de Fernando II el Falsario en enero de 1516. Después, ambos hermanos participaron en la recuperación de Pamplona con las tropas leales al rey de Nabarra y la colaboración francesa, donde resultó herido el futuro San Ignacio de Loyola (1521), entonces capitán del ejército castellano. Tras participar en la derrota decisiva para Nabarra en mayo de ese mismo año en las campas de Noain donde perdieron la vida 5.000 soldados leales al reino baskón, lograron los dos hermanos escapar de la masacre y partieron a defender el sitiado castillo de Amaiur (1522), donde 200 nabarros resistían frente a 20.000 españoles. Ante la imposibilidad de defender el castillo, éste fue rendido y Miguel apresado, pero los hermanos Jaso siguieron la lucha por la libertad de su país tras huir Miguel de la cárcel de San Nicolás de Pamplona, donde la mayoría de los valerosos nabarros que defendieron Amaiur fueron vilmente torturados e incluso asesinados.

La fortaleza hoy gipuzkoana y una de las salidas históricas del reino baskón hacia el mar, Hondarrabia, había sido retomada junto al castillo de Behobia en junio de 1522, castillo recién construido por Fernando II el Falsario en Irun para contener a los nabarros. Dispuestos a defender la fortaleza, Pedro mariscal de Nabarra hijo, entró con sus soldados para reforzar a los que allí se hacían fuerte. Eran unos 1.000 nabarros y entre ellos Miguel el señor de Xabier, su hermano Juan ya se encontraba para entonces dentro de la fortaleza con el rango y nombre de “capitán Azpilikueta”. El 29 de abril 1524 se rindió Hondarribia tras 2 años y medio de asedio al belga Karl V de Gante, emperador del Sacro Imperio Románico Germánico, que desde 1516 será también Carlos I de Las Españas tras la muerte de su abuelo Fernando II el Falsario y oficialmente junto a la demente de su madre, Juana I La Loca de Castilla. Al emperador Carlos de Gante no le corresponde título alguno por Nabarra al no ser rey legítimo de este país y subsistir otro siglo más el mermado reino de Nabarra con sus reyes. Carlos I de Las Españas mandó colocar su escudo imperialista en el castillo de Sancho II Abarca (s. X), que reconstruyera después Sancho VII el Fuerte (s. XII), símbolo de la toma de la fortaleza y del castillo de Hondarrabia así como de la invasión de toda Alta Nabarra.

Muchos de los ocupantes del castillo de Amaiur o Maya fueron “perdonados” en 1523 por el emperador germánico; en el listado de los condenados a muerte estaban los hermanos Jaso y Azpilikueta que seguían atrincherados en Hondarribia. Ese mismo año los primos paternos de San Francisco de nombres Juan, Valentín y Esteban, igual de aguerridos e hijos del ex-justicia de Pamplona Pedro de Jaso, habían sido juzgados, condenados a muerte y ejecutaros por no reconocer a Carlos I de Las Españas como su nuevo rey, su hermana Isabel fue “perdonada” en el último momento.

El último rey de Nabarra al sur del Pirineo hasta el presente, el euskaldun Enrique II “el Sangüesino”, se refugió en su reino del Bearne y recuperó después desde allí Baja Nabarra. Muchos miembros de la alta nobleza nabarra le siguieron el destierro, entre ellos Miguel de Jaso. Carlos I otorgó un “perdón” general para los que no murieron en las refriegas o no fueron ejecutados en prisión en 1524 tras la toma de Hondarribia. Juan, el capitán Azpilikueta, tuvo que hacer de tripas corazón para conservar como nuevo cabeza de familia las propiedades que pudo frente al expolio que comenzó el conquistador, teniendo que guerrear para Carlos I hasta 1529 y limpiar así sus «faltas» como las de sus familiares.

La familia Jaso y Azpilikueta seguía en el punto de mira de los reyes españoles. Así es como Felipe II de las Españas (hijo de Carlos I) se negó a que Martín de Azpilikueta, el “doctor navarrus”, fuera cardenal en 1570, contra la opinión del propio Papa y pese a ser una de las mentes más brillantes de su época, los motivos de la inquina del rey español contra el doctor navarrus los explicaba el propio Martín en su “Carta Apologética” al Duque de Alburquerque: declarar injusta la posesión de Nabarra por el rey de España y por ser nabarro perteneciente a una familia partidaria de los Labrit (o Albret, los reyes legítimos de Nabarra).

San Francisco de Javier o de Xabier como él mismo firmaba, fue aceptado como copatrono de Nabarra por las Cortes en 1624 (junto al inexistente San Fermín), dos años después de su canonización. Sin embargo, es la familia de Frantzes la que merecería ser la copatrona de Nabarra. Frantzes nació en una Nabarra libre y en el seno de una familia que luchó hasta el final por la libertad del reino baskón, el propio San Francisco no fue aceptado como canónigo de la catedral de Pamplona (1536), pese a los intentos de su familia, y Frantzes marchó a Oriente, significativamente con Portugal.

Creada por la cuatro Diputaciones del sur pirenaico, fue Eusko Ikaskuntza la que desde Baiona donde se había refugiado por la persecución contra el euskera del régimen franquista, eligió en 1949 el día muerte de San Francisco de Xabier el 3 de diciembre (1552) como el día del euskera y de Euskal Herria por la fama mundial alcanzada por San Francisco de Xabier. Pero sobre todo, porque su lengua familiar y nacional como nabarro nacido libre era el euskera, tal y como dejó escrito en sus cartas enviadas desde las misiones orientales, idioma en el que pronunció sus últimas palabras justo antes de morir según relataron los hindús allí presentes, como dijo en una carta el hijo del castillo de Xabier: “por ser su lengua natural malabar y la mía bizcaína”. Al euskera, en esos siglos, se le llamó en Castilla lengua “bizkaína”.

Tal y como escribió el historiador euskaro Arturo Campión en 1922 en una la conferencia en el teatro Gayarre titulada “La familia de San Francisco de Xabier” (sic.): “Francisco de Xabier era basko de linaje y lengua, y nabarro de nación” (sic.). En su libro “La Guerra de Navarra” Peio J. Monteano analiza la situación del euskera en el Estado baskón justo en el momento de la conquista española basándose en un documento el cual “permite por primera vez el mapa lingüístico de (alta) Navarra a principios del siglo XVI que, entre otras cosas, muestra que la erosión de la lengua vasca había sido mínima durante el bajo medievo”. Se trataba de una “bula de rendición de cautivos” para una nueva recaudación en la Diócesis de Pamplona que dividía en 3 zonas según estuvieran más o menos romanzadas. “Así pues, el euskera era, en la primera mitad del siglo XVI, la lengua hegemónica en al reino, nada menos que 8 de cada 10 navarros habitaban en el territorio donde predominaba”, y el bilingüismo estaría presente en la Ribera.

Izkillu gorriz zenbat gazte
Bildur-bako menditar lerden.
Eta orreik, Yatsu jaun orreik
Jabier’eko zaldun guren
“Amayur gaztelu baltza”

Esteban Urkiaga “Lauaxeta”.

(Con rojas armas, cuánta juventud,/ esbeltos montañeses, sin miedo alguno./ Y esos, esos señores de Yatsu-Jaso/ Los mejores caballeros de Jabier).

Publicado en Lehoinabarra.blogspot.com

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