Los compañeros y compañeras de Libertad navarra-Libertate nafarra no nos cansamos de repetir, cuando nos presentamos en público, que sólo somos navarros.
Somos los únicos que no tenemos apellidos: vasco-navarros, navarro-españoles…. Nosotros sólo somos navarros. Si bien una parte importante de Ln somos vascos porque somos euskaldunes, hay también militantes que no lo son; hay nacidos en Sudamérica que son navarros y reclaman la recuperación de sus derechos; hay gascones, riojanos etc… Es decir, es un reflejo claro de la sociedad de la Navarra actual: pluricultural, diversa y rica.
Por lo tanto, nosotros y nosotras no basamos nuestras reclamaciones en aspectos identitarios, sino más bien en jurídicos y políticos. Por el hecho de ser jurídicamente navarros y navarras, nos corresponden una serie de derechos que, por causa de la conquista continuada, nos han sido arrebatados. Carecemos de estos derechos porque también carecemos de Estado propio. Sufrimos una conquista y ocupación -con invasión y expolio incluidos- que dura hasta hoy.
Cuando hablamos de recuperar nuestro Estado, no nos referimos a recuperar el Reino medieval navarro, no. Más bien diría yo que lo que pretendemos es refundar el Estado navarro del siglo XXI. Es decir, nosotros, hoy en día, disponemos aún de instituciones propias estatales, así como las competencias propias de Navarra, como puede ser la Hacienda Foral de Alta Navarra y las Haciendas Forales de Navarra Marítima, entre otras. También se encuentra vigente nuestro sistema jurídico propio, aunque muy cercenado y maniatado por el español y por el tribunal constitucional. Lo que proponemos es poner en marcha todo este entramado estatal y ponerlo al servicio de los ciudadanos y ciudadanas navarras para que puedan gestionar, de un modo responsable, igualitario y democrático, todo lo que les corresponde como ciudadanos libres de un Estado europeo.
Cuando hablamos de poner al servicio del ciudadano el Estado navarro, nos referimos a recuperar el buen hacer del Derecho Navarro, del Derecho Pirenaico. De un modo igualitario, empezando desde abajo en asambleas vecinales, batzarres, concejos, ayuntamientos y merindades, hasta llegar a Parlamentos y Cortes. Es decir, que el ciudadano navarro recupere la capacidad de hacer política y que sus decisiones sean mandatos que se cumplan en todas las instituciones estatales navarras. A nuestro entender, estos ciudadanos no se encuentran encerrados en fronteras, impuestas por los estados ocupantes o por la negación interna del nacionalismo vasco. Nosotros no reconocemos fronteras y sí sociedad navarra. De ahí que presentemos tres candidaturas navarras, en Araba, Alta Navarra y Rioja.
Ante el fracaso de la política española y del proyecto español en sí mismo, nos presentamos a estas elecciones españolas para hacer ver este mensaje y para permitir al ciudadano navarro que pueda ejercer su rechazo a este fracaso español. Una situación que nos lleva, irremediablemente, a sufrir otra oleada de recortes bestiales; a seguir soportando la lacra de la corrupción; y a tener que pagar una deuda doble. De hecho, los navarros y navarras nos vemos obligados a tener que pagar la deuda contraída por España ante Europa y la deuda navarra contraída para poder pagar el cupo y el concierto económico con España, impuesto colonial y de conquista injusto, exagerado y carente de privilegio alguno; y deuda navarra aumentada por la penosa gestión realizada en estas últimas décadas por el corralito foral de UPN y PSN en Alta Navarra y PNV en occidente.
Intentar democratizar a un estado tiránico que somete en pleno siglo XXI a otro estado –y, por ende, a sus ciudadanos-, le roba y le expolia; es una quimera. Así como pensar que el cambio de gobierno en España supondrá un alivio para nuestro Estado del bienestar. Si no recuperamos nuestro Estado, no podremos recuperar nuestros derechos y nuestra libertad y, por lo tanto, nunca disfrutaremos de un estado del bienestar pleno.
Desde Ln proponemos recuperar o refundar nuestro Estado navarro, injustamente arrebatado por las sucesivas conquistas y desmontado en 1841 mediante la mal llamada Ley Paccionada y su amejoramiento. Para poder, así, ser capaces de gestionar nuestros presupuestos en igualdad, garantizando el bienestar de todas las personas, así como los servicios públicos universales y de calidad. En definitiva, recuperar un Estado que nos pertenece, que nos merecemos y que necesitamos.
Mikel Iriarte, de Libertad navarra (cabeza de lista por Alta Navarra al Congreso de los Diputados)